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Minucias del lenguaje (y II)

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Copio una entrada completa del libro Minucias del lenguaje, de José G. Moreno de Alba: «Eclipse y léxico regional».

El concepto ‘labio leporino’ se manifiesta en México en una rica variedad de nombres. En Yucatán, Campeche y parte de Tabasco se usa el vocablo ‘chete’ o ‘shete’, de evidente origen maya, que resulta exclusivo de esa zona, pues no se registra en otra. ‘Cucho’ es voz frecuente en el centro del país, y su etimología es incierta, aunque alguien ha insinuado que puede relacionarse con cóchotl (perico). ‘Tlanquecho’, designación propia de una zona del estado de Veracruz (Córdoba, Huatusco, Orizaba) es una adaptación semántica del náhuatl tlanquaxical (dientes cariados). En el mismo estado se oye el vocablo ‘boquinete’, de probable origen andaluz. En diversos puntos del país se usa la expresión ‘labio mocho’. En parte de Chiapas puede oírse ‘queco’ o ‘queque’.

Quiero sin embargo detenerme en algunos vocablos, para ese mismo concepto, que denotan la vieja creencia popular de la influencia maléfica del eclipse en las mujeres (o animales) embarazadas, o más particularmente en el feto. Lope Blanch y Beatriz Garza, entre otros lingüistas modernos, se han referido a este asunto. De una de las informantes de Garza (en el estado de Oaxaca) son las siguientes palabras: «Con el eclise nacen [los niños] algo tiernos de la mollera, o del bracito, que no lo traen, o salen comidos de la boca, tencuaches; por eso es que siempre ha de tener [la embarazada] un trapo rojo amarrado a la cintura, para que no les perjudique eso.» Los animales pueden también resultar dañados: «Si una vaca está cargada, entonces viene el eclise, y si no tapan ese animalito con trapo colorado, entonces sale muy mal el becerro, cuando la luna está eclisando». Entre otras referencias históricas, Lope Blanch cita a fray Bernardino de Sahagún: «También decían que si la mujer preñada miraba al Sol, o a la Luna cuando se eclipsaba, la criatura que tenía en el vientre nacería mellados los bezos, por esto las preñadas no osaban mirar el eclipse, y, para que esto no aconteciese, si mirase el eclipse poníase una navajuela de piedra negra en el seno, que tocase la carne».

Las palabras o expresiones para nombrar el concepto ‘leporino’, muy frecuentemente y en muy diversas regiones del país, manifiestan esta creencia: ‘comido de luna’ es expresión usual en zonas de Chiapas, Tabasco, San Luis, Oaxaca, Puebla; ‘tencua’ y ‘tencuache’ (del náhuatl tentli, ‘labio’, y cualo, ‘comido’) se escuchan en Veracruz, Puebla, Morelos y Guerrero; en muy variadas áreas geográficas de México se da el vocablo ‘eclisado’ y, quizá más frecuente, ‘clisado’, así como ‘eclís’ y ‘labio comido’.

Fernando A. Navarro


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